martes, 15 de febrero de 2011

Bocairente. Paisaje tras el incendio

Entrada al Barranc de l´infern, a escasos 100 metros del pueblo,
las llamas arrasaron con todo

Plano general de la sierra 6 meses despues de la catastrofe

Por esta senda la gente iba a coger setas hace 20 años, dos incendios,
uno en 1994 y otro el año pasado han transformado rotundamente el paisaje.

Restos de coscoll quemados y primeros brotes verdes a sus pies

Una argilaga luce su floración en el pedregal desolado

agrupación de coscoll rebrotando a los pies de los restos quemados

Vista general de la sierra pelada donde se aprecian agrupaciones de coscoll, argilaga y romer rebrotando

Pi Blanc quemado rodeado de piedras y restos de brolla

Subida a la ermita, los cipreses que se mantienen estan rojizos


El pasado 13 de febrero, tras un mes sin salir al monte por gripes y otras circunstancias, nos fuimos a Bocairent, una ruta suave, a medio camino entre lo urbano-cultural y lo montañoso,(Montcabrer quedó pospuesta por su dureza). No conocíamos el pueblo y nos maravilló, pero eso es asunto de otros foros, aquí se escribe sobre botánica y no pretendo cambiar ahora. Se halla enclavado entre la sierra de Mariola por una lado, (sur y sureste), y las sierras de Filosa y Ontinyent por otro, (norte y nordeste), rodeado de una vegetación abundante hasta hace tan solo seis meses, cuando estas últimas sierras fueron pasto de las llamas, el incendio llegó a las puertas del pueblo y a tan solo dos kilómetros del parque natural de la Sierra de Mariola. La visión actual sobrecoge, una sierra pelada, casi calva, donde poco a poco la vegetación intenta recuperar algo de su antiguo esplendor. Nos dijeron que esa zona era rica en setas pero que un anterior incendio, en 1994, acabó con gran parte de su arboleda, quemando unas 5.000 hectareas. Lo que se salvó entonces, ya fuera brolla, maquia, garriga o tomillar, desapareció hace seis meses, 2500 hectáreas de los municipios de Ontinyent, Agullen, Alfafara y Bocairent se convirtieron en un espacio lunar y yermo, que aunque conserva su belleza produce desazón y tristeza. Acompaño este texto, que completaré más adelante con otros más trabajados y documentados sobre la incidencia de los incendios en el paisaje y la vegetación mediterránea, con unas fotos que ilustran el estado actual. Un saludo  

No hay comentarios:

Publicar un comentario