sábado, 17 de septiembre de 2011

Comunidades Vegetales 3. Cultivos de secano 1, el abancalamiento


(Nota: Todos los textos en cursiva pertenece al estudio mencionado en el articulo)
Terrazas en la ladera este del Montcabrer, marzo 2011, aún cultivadas con almendros , pero en franco estado de deterioro

El paisaje de la provincia de Alicante es principalmente montañoso, a excepción del Baix Segura, el Baix Vinalopó, alguna franja del litoral, (todas, antiguos marjales o terreno de aluvión, dedicadas al cultivo de regadío, huerta y campos de cítricos), y algún pequeño valle interior, el resto es montaña pura y dura. Esto trajo consigo, sobre todo en las comarcas de L´Alcoia, El Comtat, y las dos Marinas, una ausencia de terreno de cultivo, que fue resuelto por nuestros antepasados mediante el abancalamiento de las laderas con piedra en seco ( técnica constructiva que consiste en colocar las piedras de diferentes tamaños, anexas unas a otras, sin ningún otro material que las una).y así obtener tierra fértil para dedicarla al cultivo de secano (Almendro, olivo, vid, manzano, cerezo, algarrobo, etc). 
Plano corto de un abancalamiento con almendros y olivos en la ladera este de Montcabrer, marzo 2011,
se aprecia el deterioro y el inicio de la erosión.


Primer plano de muro de contención de un abalancamiento, se aprecia la construcción de piedra en seco.
Benimantell, Barranc de l´arc, abril 2008,
 
Estos paisajes, generados por la interacción entre la actividad humana y el medio natural, los podemos encontrar en barrancos o valles formando un escalonamiento parecido a un teatro griego, que a veces llega hasta las crestas mismas de la montaña entremezclándose con el matorral o el bosque. Pero, siendo su utilidad agrícola, algunos estudios recientes, (“El origen prehistórico de los bancales/borda como habitación y refugio ganadero en la montaña de Alicante”, Eduardo Seva, Juan luis Román y Romualdo Seva), parecen indicar que surgieron con otra finalidad.
El origen, pues, del aterrazamiento se encuentra en los bancales/borda de la época del bronce y su funcionalidad acompaña la actividad de la trashumancia del ganado.”, utilizándose como zonas de descanso, en ellos se construían chozas y corrales para pernoctar y a su vez vigilar y defenderse de los ladrones, pues, “su emplazamiento es altamente estratégico. No están ubicados en los mejores terrenos de cultivo sino que están al abrigo de grandes riscos verticales que los guarecen, orientados al sur, en la solana, claramente asociados a los abrigos con pinturas rupestres y en todos los casos bajo los puertos de montaña, a un lado y otro de los mismos.” Y siempre en zonas con agua, con alguna fuente cercana o en barrancos que llevaban agua todo el año.
Con el tiempo empezaron a utilizarse para el cultivo de arbolado de secano, allá por el siglo XIII, pero es en los siglos XVII y XVIII, a causa de la explosión demográfica y la falta de tierras de cultivo, cuando se fomentó la construcción masiva de los bancales que ahora jalonan el paisaje, todos ellos con construcciones anexas y estructuras complementarias, como barracas, cercas, conducciones de agua y caminos. Realizadas con la técnica de piedra en seco. constituyeron una de las mejores defensas contra el arrastre de tierras en las grandes avenidas otoñales y el mejor modo de dosificar las aguas pluviales.
En la arquitectura de los sistemas de terraza se distinguen dos componentes, la vertical formada por el muro de sostenimiento y la componente horizontal, constituida por la superficie llana, en donde se asientan los cultivos. La componente vertical está compuesta por un relleno de cascajo en cuña, que acentúa su funcionalidad como sistema de drenaje”
Hoy en día con el abandono de estos cultivos muchas terrazas se han ido deteriorando dando paso a procesos de erosión que gracias a ellos se habían evitado a lo largo de los años.

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